domingo, 11 de septiembre de 2011

EEUU a 10 años del 11-S

Lo que deja el paso del tiempo. Guerras, recesión y crisis política. Un breve recorrido a través de lo acontecido después del atentado terrorista demuestra que la conciencia nacional de EEUU fue la más afectada.

David Goldstein. McClatchy News Service.

El día comenzó bajo un sol radiante y el cielo azul, pero pronto se convirtió en el comienzo de una década de guerra, problemas económicos y una profunda división política en el país.

Diez años después que terroristas islámicos secuestraran varios aviones de pasajeros y los estrellaran contra el World Trade Center y el Pentágono, el 11 de setiembre del 2001, Estados Unidos, que ha surgido entre el humo, es de alguna manera un país diferente.

Primero, una historia. Se dice que cuando el presidente Richard Nixon realizó su histórica visita a China en 1972, le preguntó al premier Zhou Enlai qué pensaba de la Revolución Francesa.

No está claro si Zhou pensaba que Nixon le estaba preguntando sobre los problemas políticos de 1789 en París o las manifestaciones estudiantiles de solo cuatro años antes de la visita. El mandatario chino le contestó: “Es demasiado pronto para decir”.

Así que quizás sea demasiado pronto para comprender en toda su magnitud el 11-S.

¿De alguna manera ayudó a provocar la primavera árabe porque nuestra respuesta creó muchos problemas en el Medio Oriente?
¿O el Tea Party, que acopió la ansiedad de que Estados Unidos había perdido el control de la situación y la convirtió en una intimidante fuerza política?

Fue más fácil medir las consecuencias ese mismo día. Desde el momento del impacto, los terroristas no solo se estrellaron contra una mole de vidrio y hormigón, sino también contra la misma noción de un Estados Unidos todopoderoso e invencible.

Desde ciudades muy pobladas hasta pueblos medio desiertos, granjas, fábricas y los espacios escabrosos donde el carácter singular del estadounidense ha sido míticamente cincelado, la nación se quedó de una pieza.

¿No es cierto que muchos nos detenemos cuando escuchamos el sonido de un avión descendiendo, y esperamos a ver qué pasa?
“Creo que el 11-S y sus consecuencias años después fueron un golpe a nuestra conciencia nacional debido a la forma en que nos veíamos a nosotros mismos y nuestro lugar en el mundo”, afirmó Nicholas Burns, embajador de Estados Unidos ante la OTAN en el momento de los atentados y alto funcionario del Departamento de Estado durante la guerra de Irak.

“Han sido unos años mucho más difíciles para nosotros”.

Casi 3.000 personas murieron el 11 de setiembre del 2001. Las guerras de Irak y Afganistán han cobrado hasta ahora 6.000 vidas estadounidenses y decenas de miles de civiles en ambos países. El suicidio de militares está a un nivel nunca visto. Un total de 45.000 soldados estadounidenses han sido heridos, algunos de forma devastadora y llevarán por siempre las cicatrices como recuerdo.

Los soldados han comenzado a regresar a casa, pero “no hay desfiles de victoria”, comentó Burns.

El país está gastado, emocional y fiscalmente. Las guerras nos han costado más de US$ 1 billón, todo a crédito, y hay que pagarlo.

“Muchos jóvenes fueron corriendo a las oficinas de reclutamiento militar”, comentó Paul Rieckhoff, jefe de un pelotón de infantería y ahora presidente ejecutivo de la organización Veteranos de Guerra de Irak y Afganistán, un grupo no partidista.

“No creo que pensaran que los iban a enviar al frente cinco veces y que regresarían a casa para encontrarse con un Departamento de Veteranos que no estaba preparado para recibirlos”, finaliza.

Guerras también cambiaron

Las guerras también han hecho sentir sus efectos de otras maneras. La invasión de Irak estuvo oscurecida por lo cuestionable de sus motivos. La guerra en Afganistán, donde se planearon los atentados del 11 de setiembre, se ha convertido en un espectáculo lateral.

Estados Unidos hace mucho que está “profundamente dividido sobre qué camino debe tomar y cuáles son sus prioridades”, aseguró Richard Land, presidente de la Comisión sobre Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur. “Creo que el 11-S probablemente agudizó esas cuestiones y quizás reveló aún más esas divisiones”.

Aunque todos hemos sentido el impacto del 11-S, hay más por venir. Diez años después, pudiera ser demasiado pronto para decir”.
cortesia la republica.pe

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