Por: Juan Clifford Vento Rodríguez
En la primera década del Siglo XXI, ya es de aceptación universal la conservación y defensa del medio ambiente. El nuevo paradigma que ha surgido, se refiere al humanismo ecológico, concepto emblemático que busca, mediante la enseñanza, divulgar y transmitir a los futuros ciudadanos una formación crítica e integral, educación en valores; como la convivencia democrática y el sentido de la responsabilidad social y ambiental. Ha sustituido y humanizado, en gran medida, la seguridad científica por una “probabilidad social”, que se expresa, cuando las personas actúan con ética, como agentes de cambio para mejorar su entorno y no para destruir la naturaleza. La humanidad debe concebir la naturaleza como su propia casa, como un hogar, entendido globalmente, al que hay que cuidar, respetar y defender. Desde un punto de vista ético, se asume la responsabilidad de educar para la solidaridad, que se orienta a sustituir las relaciones de dominio del ser humano sobre la naturaleza, y del ser humano sobre el ser humano, por relaciones armoniosas, equilibradas y reflexivas, en las que cada persona deje de entender la naturaleza como un recurso ilimitado, que domina, explota y controla, y tome conciencia que es parte integrante de la naturaleza y comprenda la nueva visión que articula los problemas sociales y ambientales. La educación ambiental, surge desde la antigüedad, cuando los pueblos tuvieron la capacidad de adaptarse y superar el reto de una geográfía poco permeable para la vida, fueron sabios ordenadores de su espacio y estaban preparados para una relación armónica con su medio ambiente, como los incas y los egipcios. Pero, es en la “Conferencia sobre el Medio Ambiente de Estocolmo” (1972), en la cual se hizo el primer llamado al establecimiento de un programa internacional de educación sobre el medio ambiente y el rol de la acción humana en relación con su entorno material. En el “Seminario Internacional sobre Educación Ambiental de Belgrado” (1975), se concibe la Educación Ambiental como herramienta que contribuye a la formación de una nueva ética universal que reconozca las relaciones entre individuos y con la naturaleza; la necesidad de transformaciones políticas nacionales y hacia una repartición equitativa de las reservas mundiales. En la “I Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental de Tbilisi”, Georgia (1977), la Educación Ambiental, se entiende, como una dimensión del medio ambiente y de la práctica de la educación en general, muy diferente a la educación tradicional basada en una pedagogía de la acción y para la acción. Considera los principios rectores: la comprensión de las articulaciones económicas, políticas y ecológicas de la sociedad, y la necesidad de considerar al medio ambiente en su totalidad. En el “Congreso Internacional sobre la Educación y Medio Ambiente de Moscú” (1987), auspiciada por la UNESCO , se describe a la Educación Ambiental como: un proceso permanente de concientización sobre el medio en el que se adquieren conocimientos, valores, competencias y experiencias; y la voluntad en la resolución de los problemas actuales y futuros del medio ambiente. La “Conferencia Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro” (1992), considera que la educación en medio ambiente debe ocuparse del desarrollo humano, ha de fomentar la capacitación profesional para realizar actividades que tengan que ver con el medio ambiente y, en general, a educar en valores humanos y ecológicos. Se enfoca a la Educación Ambiental , como un acto para la transformación social y política, contempla a la educación como un proceso de aprendizaje permanente, basado en el respeto a todas las formas de vida. En el “Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental” (México, 1992), se establece que la Educación Ambiental es un instrumento para alcanzar una sociedad sustentable y justa en lo social en relación con la cuestión ecológica. Se podría definir la Educación Ambiental , como un proceso a través del cual se construye de forma progresiva los conocimientos medio ambientales, tanto en conceptos como en valores, actitudes y procedimientos para desarrollar capacidades que van a permitir comprender, describir, explicar y apreciar las interrelaciones que existen entre la realidad social y el medio físico, para asumir una actitud responsable en la sociedad en la cual vivimos. La crisis medioambiental se ha acelerado de forma espectacular a partir de la segunda mitad del Siglo XX hasta alcanzar dimensiones mundiales y constituye una difícil problemática que, desde una perspectiva global y sistémica, se interrelaciona con la mayor parte de los problemas sociales. Esta característica, favorece la comprensión de que las interrelaciones entre el medio social y natural forman parte de un único sistema planetario, que todos tenemos el deber de cuidar, para garantizar un medio adecuado y benéfico para el desarrollo de la vida. El Parque Ecológico del Distrito de Pacocha (Ilo), es un esfuerzo loable y ejemplar, que conjuga, en la praxis, el Humanismo Ecológico con la Educación Ambiental.
que mala informacion
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