Procesión de la Bandera
El orgulloso paseo bicolor
Hace 82 años Tacna regresó al Perú
Era julio de 1901 en Tacna y el chileno Salvador Vergara, intendente de esa ciudad durante la ocupación, había denegado varias veces un pedido de la Sociedad de Auxilios Mutuos de Artesanos El Porvenir: llevar la bandera peruana a la iglesia para que tan querido emblema fuera bendecido el día 28, día de la patria.
Pero, vencido por la terquedad de la comisión, Vergara terminó cediendo a regañadientes y con una condición inaudita: que nadie lanzase un viva o emitiese ruidos al paso de la bandera peruana.
La Sociedad dio su palabra aunque sin mucha fe de poder cumplirla. “Un Viva el Perú seguido de ráfagas chilenas podría crear un levantamiento sangriento”, se preocupaban los delegados. Por ello, trataron de convencer a sus paisanos de que era mejor cumplir la absurda promesa.
Así, el 28 de julio llegó y la bandera de seda, obsequio de Olga Grohmann (la madre del historiador Jorge Basadre) fue llevada en silencio, casi oculta y por calles estrechas hacia la iglesia San Ramón. Tras bendecirla, el párroco ordenó que flameara en el pórtico del templo. Fue al verla así que los tacneños, que habían abarrotado las calles aledañas, se hincaron ante el símbolo patrio en absoluto silencio y sumamente conmovidos.
Luego pasearon la bicolor—como se pasea a un santo— por las calles ocupadas de La Heroica. Dice la historia y certifica la tradición oral que no hubo acuerdo previo para ese acto sublime. Fue un impulso colectivo, considerado subversivo por los invasores.
SE VOLVIÓ TRADICIÓN
El homenaje, que pronto se dio en llamar la procesión de la bandera revivió el 28 de agosto de 1929, cuando se firmó el retorno de Tacna al Perú. Entonces se encargó a las damas de la ciudad organizar la procesión. No se celebró más en silencio, sino con cánticos y flores y vivas y saludos. Lo que nació como un acto de rebeldía es hasta ahora una fiesta de identidad y de patriotismo.
Y hoy, 28 de agosto, la procesión de la bandera tendrá un matiz especial, pues hace pocos días fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, por el Instituto Nacional de Cultura (INC). La propia directora de esa institución, Cecilia Bákula, asistirá a la ceremonia en Tacna para entregar la resolución que así lo establece.
ASUNTO DE MUJERES
Desde el año 1990, la organización de la procesión está a cargo de la Sociedad de Auxilios Mutuos de las Señoras de Tacna. Este grupo de mujeres recibe la bicolor de manos de los soldados y a partir de ese momento, y hasta que sea elevada en el asta del Paseo Cívico, solo las mujeres la pueden tocar. A lo largo del recorrido de 12 cuadras, miles de tacneñas se turnan para llevar por algunos metros la enseña. Las niñas, en tanto, caminan debajo de ella para evitar que toque el suelo.
Al final del paseo, la bandera pesa unos 100 kilos, pues termina cubierta de pétalos de flores.
LA PRIMERA BANDERA
En Tacna, El Comercio buscó la bandera que se paseará hoy . La encontró sobre una mesa del cuartel militar de la Tercera Brigada de Caballería del Ejército Peruano, a un costado del Parque del Cañoncito. Los soldados explicaron que esa descansa sobre la mesa porque su urna está en mantenimiento.
Mientras tanto, 25 soldados han estado entrenando por varios días para extenderla hoy, en un emotivo ritual. “Los hijos de Tacna le entregamos la bandera a nuestras madres para que repitan la historia”, dice orgulloso el capitán Mario Valverde, único tacneño del cuartel. Entre sus compañeros, el sargento Javier Solís reconoce que nunca antes supo de la procesión, ni figuraba en los libros escolares que leyó en su natal Quillabamba (Cusco). “Pero me siento muy orgullosísimo como peruano de participar en este acto”, aclara.
Los jóvenes militares están impecablemente vestidos para su último ensayo. Dos sacan la bandera de casi 30 kilos de peso hasta el patio, donde forman dos filas. Entre ellas, pasa uno de los técnicos con la bicolor. Los soldados toman con delicadeza los extremos del paño de 16 por 8 metros. Sus movimientos son fuertes, pero respetuosos.
Una vez desplegada, la bandera debe ser extendida en cuatro movimientos perfectamente coordinados. Los ensayos han dado buenos resultados pero hoy, a las 5 a.m., los soldados deben repetir por última vez la práctica.
A las 6:30 a.m. se dirigirán a la plaza 28 de agosto, donde entregarán la enseña a las mujeres de Tacna, quienes la devolverán 12 horas después.
SEPA MÁS
José Giglio, historiador y poeta tacneño, señala que a lo largo de los 80 años de la procesión de la bandera, está debe haber sido reemplazada unas cuatro veces, cada 20 años. “La pasean hasta que se hace jirones, recién entonces la cambian”. dijo.
EL ComercioHace 82 años Tacna regresó al Perú
Era julio de 1901 en Tacna y el chileno Salvador Vergara, intendente de esa ciudad durante la ocupación, había denegado varias veces un pedido de la Sociedad de Auxilios Mutuos de Artesanos El Porvenir: llevar la bandera peruana a la iglesia para que tan querido emblema fuera bendecido el día 28, día de la patria.
Pero, vencido por la terquedad de la comisión, Vergara terminó cediendo a regañadientes y con una condición inaudita: que nadie lanzase un viva o emitiese ruidos al paso de la bandera peruana.
La Sociedad dio su palabra aunque sin mucha fe de poder cumplirla. “Un Viva el Perú seguido de ráfagas chilenas podría crear un levantamiento sangriento”, se preocupaban los delegados. Por ello, trataron de convencer a sus paisanos de que era mejor cumplir la absurda promesa.
Así, el 28 de julio llegó y la bandera de seda, obsequio de Olga Grohmann (la madre del historiador Jorge Basadre) fue llevada en silencio, casi oculta y por calles estrechas hacia la iglesia San Ramón. Tras bendecirla, el párroco ordenó que flameara en el pórtico del templo. Fue al verla así que los tacneños, que habían abarrotado las calles aledañas, se hincaron ante el símbolo patrio en absoluto silencio y sumamente conmovidos.
Luego pasearon la bicolor—como se pasea a un santo— por las calles ocupadas de La Heroica. Dice la historia y certifica la tradición oral que no hubo acuerdo previo para ese acto sublime. Fue un impulso colectivo, considerado subversivo por los invasores.
SE VOLVIÓ TRADICIÓN
El homenaje, que pronto se dio en llamar la procesión de la bandera revivió el 28 de agosto de 1929, cuando se firmó el retorno de Tacna al Perú. Entonces se encargó a las damas de la ciudad organizar la procesión. No se celebró más en silencio, sino con cánticos y flores y vivas y saludos. Lo que nació como un acto de rebeldía es hasta ahora una fiesta de identidad y de patriotismo.
Y hoy, 28 de agosto, la procesión de la bandera tendrá un matiz especial, pues hace pocos días fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, por el Instituto Nacional de Cultura (INC). La propia directora de esa institución, Cecilia Bákula, asistirá a la ceremonia en Tacna para entregar la resolución que así lo establece.
ASUNTO DE MUJERES
Desde el año 1990, la organización de la procesión está a cargo de la Sociedad de Auxilios Mutuos de las Señoras de Tacna. Este grupo de mujeres recibe la bicolor de manos de los soldados y a partir de ese momento, y hasta que sea elevada en el asta del Paseo Cívico, solo las mujeres la pueden tocar. A lo largo del recorrido de 12 cuadras, miles de tacneñas se turnan para llevar por algunos metros la enseña. Las niñas, en tanto, caminan debajo de ella para evitar que toque el suelo.
Al final del paseo, la bandera pesa unos 100 kilos, pues termina cubierta de pétalos de flores.
LA PRIMERA BANDERA
En Tacna, El Comercio buscó la bandera que se paseará hoy . La encontró sobre una mesa del cuartel militar de la Tercera Brigada de Caballería del Ejército Peruano, a un costado del Parque del Cañoncito. Los soldados explicaron que esa descansa sobre la mesa porque su urna está en mantenimiento.
Mientras tanto, 25 soldados han estado entrenando por varios días para extenderla hoy, en un emotivo ritual. “Los hijos de Tacna le entregamos la bandera a nuestras madres para que repitan la historia”, dice orgulloso el capitán Mario Valverde, único tacneño del cuartel. Entre sus compañeros, el sargento Javier Solís reconoce que nunca antes supo de la procesión, ni figuraba en los libros escolares que leyó en su natal Quillabamba (Cusco). “Pero me siento muy orgullosísimo como peruano de participar en este acto”, aclara.
Los jóvenes militares están impecablemente vestidos para su último ensayo. Dos sacan la bandera de casi 30 kilos de peso hasta el patio, donde forman dos filas. Entre ellas, pasa uno de los técnicos con la bicolor. Los soldados toman con delicadeza los extremos del paño de 16 por 8 metros. Sus movimientos son fuertes, pero respetuosos.
Una vez desplegada, la bandera debe ser extendida en cuatro movimientos perfectamente coordinados. Los ensayos han dado buenos resultados pero hoy, a las 5 a.m., los soldados deben repetir por última vez la práctica.
A las 6:30 a.m. se dirigirán a la plaza 28 de agosto, donde entregarán la enseña a las mujeres de Tacna, quienes la devolverán 12 horas después.
SEPA MÁS
José Giglio, historiador y poeta tacneño, señala que a lo largo de los 80 años de la procesión de la bandera, está debe haber sido reemplazada unas cuatro veces, cada 20 años. “La pasean hasta que se hace jirones, recién entonces la cambian”. dijo.
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