El Instituto Pachacútec, que él impulsa, acaba de ser reconocido como “la iniciativa de mayor impacto mundial”. Hablamos de eso y más.
Acurio promueve una nueva edición de la feria gastronómica Mistura. (P. Tamashiro)
“Hace unos días estuve en Copenhague (Dinamarca) cerrando un evento importantísimo, donde estaban reunidos ambientalistas, naturalistas, botánicos, ingenieros agrónomos, cocineros, científicos. Y se me encargó cerrar el evento porque, hoy, el Perú resume lo que se está discutiendo en el mundo, con la diferencia de que aquí ya hemos pasado a la acción, a los resultados concretos. Específicamente, hablo del poder que tiene la cocina para influir positivamente en la construcción de un mundo mejor”, nos dice Gastón Acurio. El Instituto de Cocina de Pachacútec, del cual es promotor, acaba de ser considerado por Monocle (una de las revistas más prestigiosas del orbe) como “*la iniciativa mundial de mayor impacto a escala mundial”.*
Monocle acaba de reconocer el trabajo que se hace en Pachacútec…
Lo de Monocle nos debe llenar de orgullo. Han designado a Pachacútec como el mejor proyecto del mundo en el área educativa, y lo han hecho por el impacto que ha tenido en la sociedad un proyecto donde los cocineros, en vez de invertir su tiempo en su propia vida, acuden –asumiendo responsabilidades históricas y siendo consecuentes con los principios básicos que pregonamos: el de la cocina inclusiva– a este lugar y generan un espacio educativo que les transforma la vida a los jóvenes que, si no estuviese la escuela, habrían perdido la oportunidad de expresar el talento que tenían. El principal objetivo de Pachacútec es inspirar a la sociedad: no podemos perder un solo talento. Nosotros generamos un espacio de inclusión a través de la educación.
¿Qué hace de Pachacútec un modelo educativo?
Antes que cocineros, nosotros formamos buenas personas. Tratamos de reconciliarlos con una sociedad que los ha golpeado desde muy jóvenes, armamos una estructura moral muy sólida –llena de principios y valores– para que se conviertan en modelos de su comunidad. Además de eso, les damos técnica culinaria y lo que necesitan para iniciar un camino de éxito en la vida. La zona de Pachacútec tiene 100 mil hogares que viven en la pobreza, pero la escuela es un espacio luminoso y hermoso que, construido en medio del desierto, da un mensaje de esperanza.
¿El ‘modelo Pachacútec’ es replicable en otros lugares o responde a situaciones muy particulares?
Es un modelo aplicable en lugares donde hay jóvenes que miran a su alrededor y sienten que la vida les ha cerrado las puertas, que no tienen futuro. Escuelas de cocina, de moda, de arte, de música, de ciencias y letras o de deportes es lo que necesitamos en las zonas más pobres del Perú.
Has dicho que no podemos darnos el lujo de desperdiciar un solo talento. ¿Estamos llenos de talento?
Por supuesto. El peruano es talentoso, el talento está dentro de sus venas. Un ejemplo es Victoriano López, quien fue el jefe del taller de Astrid & Gastón. Él tuvo que enterrar a dos hermanos que se le murieron de desnutrición y de frío; tuvo que dejar Áncash a los 13 años y venir a Lima para trabajar mientras su madre vendía salchipapas, pero llevaba el talento dentro, tuvo la oportunidad y no la soltó. Hoy, en Nueva York, es el jefe de cocina de un hermosísimo restaurante peruano que está en el corazón de Manhattan, y tiene a su cargo a cocineros franceses que no solamente lo respetan, sino que lo admiran. Por eso, siempre me ronda esta pregunta: ¿cuántos Victorianos habremos perdido? ¿Cuántos se mueren en el friaje? Como país, no podemos darnos ese lujo.
Has dicho que quizás sea un peruano el siguiente mejor cocinero del mundo…
Sí. Si eso pasa, será por lo unidos que estamos, pues trabajando juntos se lograrán grandes cosas.
¿Qué ha pasado con el Perú que es, hoy, un lugar atractivo?
El Perú es una marca renovada. Ha logrado eliminar del imaginario mundial el que se nos asocie con terrorismo, violencia, corrupción, dictadura. Hoy somos un país democrático, la violencia ha quedado atrás y, hoy, cuando el mundo escucha ‘Perú’, imagina exuberancia, biodiversidad, mística, diversidad cultural, Machu Picchu, gastronomía, riqueza. Muchos afuera dicen: “Qué bonito sería vivir en un país como el Perú, que lo tiene todo”. Quizás los peruanos no nos hemos dado cuenta de que esto está sucediendo. Por eso, cuando alguien me dice que el Perú necesita maíz amarillo y soya, yo le respondo que no se ha dado cuenta de lo que el mundo espera de nosotros. Acá tenemos tesoros por todas partes: la cocina solo es un pequeño lugar para mostrar nuestra riqueza.
Se nos viene Mistura, un lugar donde nuestro fogón se hace universal…
Nuestra cocina siempre fue universal, pero no lo creíamos. ¿Cómo no va a ser universal nuestra cocina si tiene toques africanos, chinos, japoneses, italianos, españoles, árabes y precolombinos? Si bien hoy celebramos con pasión a lo peruano, el secreto para que perdure es que su vocación siempre sea universal y que creamos que el mundo es peruanizable. Si no tenemos vocación por lo universal, nuestra cultura se cae, porque ser universal es parte de su esencia.
Vienen los mejores cocineros del mundo…
Y se van a llevar ideas y reflexiones, sabores e ingredientes, que van a vivir en Mistura, en la cara de la gente. Si por algo viene Ferran Adrià –el cocinero más influyente del planeta– es porque los cocineros que vinieron antes que él le contaron lo que está sucediendo en el Perú. Él mismo ha dicho que al Perú no viene a enseñar, sino a aprender.
cortesia peru 21
No hay comentarios:
Publicar un comentario